Las cinco leyes biológicas descubiertas por el Dr. Ryke Geerd Hamer revolucionaron la comprensión de los procesos que ocurren en el cuerpo humano y animal al enfrentar situaciones de conflicto. Estas leyes, desarrolladas entre 1980 y 1990, aportan principios que permiten entender cómo ciertas enfermedades se originan y se desarrollan, brindando un enfoque diferente a los sistemas tradicionales de la medicina. A continuación, exploraremos cada una de estas leyes.
Primera Ley: El Shock Biológico o DHS
La primera ley establece que cada enfermedad se origina a partir de un hecho biológico grave, inesperado, agudo, dramático o vivido en soledad. Este evento, conocido como Shock Biológico o DHS (Síndrome de Dirk Hamer), afecta simultáneamente tres niveles: la psique, el cerebro y el órgano. Esto significa que un conflicto inesperado, como una tristeza profunda o un miedo repentino, se manifiesta no solo a nivel mental, sino también en el cerebro y en los órganos correspondientes.
El foco de Hamer, visible en una tomografía cerebral como anillos concéntricos, refleja cómo el cerebro coordina la respuesta biológica al conflicto, activando zonas específicas que desencadenan cambios en los órganos relacionados.
Segunda Ley: Las Dos Fases de Toda Enfermedad
La segunda ley describe que toda enfermedad atraviesa dos fases: una fase activa de conflicto y una fase de reparación post-conflicto.
Fase activa de conflicto (simpaticotonía): El cuerpo entra en un estado de alerta, dominado por el sistema nervioso simpático, que desencadena reacciones de supervivencia. Durante esta fase, se experimenta insomnio, ansiedad y tensión constante, ya que el organismo está preparado para enfrentar el peligro percibido.
Fase de reparación (vagotonia): Una vez resuelto el conflicto, el cuerpo entra en un estado de relajación y recuperación, gobernado por el sistema nervioso parasimpático. En esta fase, pueden aparecer síntomas como fiebre, cansancio extremo, inflamación y mayor necesidad de sueño, ya que el cuerpo repara el daño causado durante la fase activa.
Tercera Ley: El Sistema de Órganos y Tejidos
La tercera ley biológica se enfoca en cómo diferentes tejidos y órganos responden según su origen embriológico y qué área del cerebro controla dichos tejidos. Dependiendo de si el tejido está controlado por el tronco cerebral o por el cerebro neoencefálico, los procesos de la enfermedad variarán.
Tejidos controlados por el tronco cerebral: En la fase activa, estos tejidos muestran crecimiento celular (proliferación), mientras que en la fase de reparación ocurre una degradación de tejido o necrosis.
Tejidos controlados por el neoencéfalo: En la fase activa, estos tejidos presentan ulceración o necrosis, mientras que en la fase de reparación se observa un aumento de la función celular y cicatrización.
Cuarta Ley: El Papel de los Microbios
La cuarta ley biológica afirma que los microbios no son los causantes de las enfermedades, sino que colaboran con el cuerpo en la fase de reparación. Según esta ley, los microbios actúan bajo la dirección del cerebro para facilitar los procesos de cicatrización y restauración de los tejidos.
Dependiendo del tipo de tejido afectado, los microbios como bacterias, virus y hongos tienen un papel clave en la regeneración. Por ejemplo, los hongos y micobacterias actúan en tejidos más antiguos controlados por el cerebelo, mientras que las bacterias lo hacen en tejidos más modernos controlados por el neoencéfalo.
Quinta Ley: El Sentido Biológico de la Enfermedad
Finalmente, la quinta ley biológica plantea que toda enfermedad tiene un sentido biológico. Es decir, cada síntoma y cada proceso que ocurre en el organismo tiene como objetivo preservar la vida ante un conflicto. La enfermedad no es vista como un error, sino como un programa especial de la naturaleza que ayuda al individuo a sobrevivir a un conflicto biológico específico.